Este poema, palabras para despedir a un hijo: Ado Sanz Milá. Arrancado de la vida en plenitud de su exitosa carrera en la radio. Lo dedico a mi alumno. Junto a él desde muy pequeñito. Siempre nos unió el respeto, la admiración y la amistad
Me desagarra la pena
Me desgarra la pena.
Se me aprieta el alma y un tropel de recuerdos me asaltan.
Como era de pequeñito “mi Adito”.
Así de talentoso y locuaz, era aún (como se dice) sin levantar una cuarta del suelo.
Nació dentro de la radio. La llevó en venas, como la misma sangre que explotó su grandioso corazón.
Lo pensé actor, porque la “Edad de Oro” lo perfilaba como tal. Alguna vez animador o locutor, luego escritor y se me perdió en la lejanía.
Donde se pierden los mejores, derrochando virtudes y ascensos.
Yo fui su maestro, luego sin dudas, su alumno.
De palabra versátil fue aún de niño, y mejor “de grande”.